Nos hace sentir mal, causando un efecto doloroso; surge de la conciencia o sensación de haber quebrantado las reglas éticas, personales o sociales.
gaceta UNAMD|GDH-Facultad de Psicología |Abr 25, 2022. Como consecuencia de no querer experimentarla nuevamente, se produce un proceso de autoaprendizaje y evitación de aquello que nos llevó a ella anteriormente.
¿Qué es la culpa? Es una emoción que nos hace sentir mal, ocasionando un efecto doloroso, y que surge de la conciencia o sensación de haber transgredido las normas éticas, personales o sociales, sobre todo cuando de la propia conducta (u omisión) ha derivado un daño a una o más personas.
Como el resto de las emociones, es una señal indicativa de nuestro cuerpo y nuestra psique que nos aporta o propicia estímulos útiles para identificar caminos y acciones en la vida, facilitando nuestro proceso adaptativo al entorno en que nos movemos.
De ella resulta un sentimiento de culpabilidad: la sensación interna más permanente de haber hecho algo malo, de sentirnos malas personas por hacer daño a los demás, haber infringido alguna ley, principio ético o norma, tanto en situaciones reales como imaginarias, generándonos un malestar continuado.
El sentimiento de culpa surge al romper tanto reglas culturales, religiosas, políticas, familiares o de un grupo al que se pertenece, o por el mero pensamiento de haber cometido una transgresión. Puede ser real, que resulta de transgresiones objetivas, pero también llega a darse un sentimiento de culpa mórbida, subjetiva o ficticia, capaz de dificultar o imposibilitar una vida normal, y que suele ser resultado de una educación llena de reproches, en la que ha dominado más el castigo que el premio o la aprobación y se ha afectado la seguridad personal del individuo.
Las sensaciones permanentes de ser malo, de no ser suficiente, de no estar a la altura, de valorar más a los demás que a uno mismo, de no poder quejarse, suelen estar relacionadas con la falta de autoestima y constituyen la base sobre la que se forma una conducta inhibida y muy sensible que dificulta la vida cotidiana.
Manifestaciones psicológicas y fisiológicas
La culpa mórbida convive normalmente con la depresión y los trastornos obsesivos, y sus principales síntomas son: sensación de ser mala persona y de ser responsable de todo lo negativo, sentimientos de incapacidad e inseguridad, dificultad para pensar en uno mismo positivamente y de quererse, por miedo a ser egoísta; tendencia a culpabilizarse por cualquier reproche recibido; dar más importancia a lo que los demás quieren y cómo lo ven a la propia percepción y deseos; angustia, ansiedad, recurrentes pensamientos negativos y sentimiento de inferioridad permanente.
La culpa es una emoción secundaria que nos alerta cuando nuestra conducta está fuera de las normas morales. Se trata de la reacción a la convicción o conocimiento de ser responsable de algo negativo (una omisión o daño), lo que nos hace sentir culpables de ello.
Todos deseamos evitar el sentimiento de culpabilidad: genera un malestar aversivo; es un sentimiento que con facilidad nos lleva a la tristeza, vergüenza, mala conciencia y remordimientos, causando una mezcla de emociones y sentimientos que nos hacen sentir mal y que, además, se retroalimentan entre sí, dificultando, con frecuencia, su identificación y una superación positiva de los mismos.
Pese a lo anterior, es importante recalcar que sentir culpa es una reacción natural que, si bien es catalogada como negativa, lo cierto es que cumple con una función importante y nos lleva a un proceso de reflexión y de integración social. En un extremo de intensidad de la emoción de culpa, una persona puede presentar taquicardia, sudoración, enrojecimiento facial y sensación de pesadez en el pecho.
Función
Las emociones internas, como la culpa o la vergüenza, pueden poner en acto el proceso de autorregulación. Y aunque el autocontrol no surge de una fuerza interna, esas emociones son fuentes de motivación del mismo.
Asimismo, como consecuencia de no querer experimentar culpa nuevamente, se produce un proceso de autoaprendizaje y evitación de aquello que nos llevó a ella anteriormente. Por ejemplo, si lastimar a alguien nos produce sentimiento de culpa, la experiencia nos enseñará a no desear volver a hacerlo a nadie nuevamente, encontrando aquí factores positivos, como el adaptativo y social.
Asimismo, es frecuente ver personas que autorreprimen su sexualidad, porque la perciben sucia, pecaminosa, inaceptable, y sienten ante ella una culpa confundida con vergüenza. Quienes sienten que han fracasado en la vida por no haber llegado a una meta o estatus social, o por no haber cumplido las expectativas familiares. Incluso puede haber quien se siente culpable por tener éxito, si quienes le rodean no lo tienen. Todo ello afecta negativamente en la autoestima y el estado de ánimo.
Las acciones que tienden a producir esta emoción en la población mexicana son: mentir, comer en exceso, tener una mala alimentación, lastimar a otra persona, irresponsabilidad, discutir, infidelidad, alargar compromisos, traicionar, deshonestidad e ignorar a alguien, entre otras.
Reacción
El sentimiento de culpa representa un aviso interno, una suerte de alarma, habitualmente inconsciente, que tiene por finalidad adaptar nuestros comportamientos a las normas del entorno familiar y social. Habitualmente produce angustia y ansiedad y, si es continuado en el tiempo, puede llevar a la depresión.
Hay un sentimiento de culpa normal y adaptada a la realidad y otro patológico y malsano. El primero es necesario para una correcta convivencia social; permite nuestra adaptación al entorno y nos avisa cuando hemos transgredido o podemos quebrantar normas sociales y culturales. Sin embargo, el segundo está fuera de control. Es como una alarma que se prende a todas horas, hasta por las cosas más pequeñas. Este último tipo de culpa no nos deja vivir en paz, no permite disfrutar de la vida ni de uno mismo sin suscitar sentimientos de culpa, impidiendo el normal desarrollo personal y social.
En el extremo opuesto, la ausencia de sentimientos de culpa también es patológica. Moverse socialmente sin avisos internos de culpabilidad que adapten nuestro comportamiento a las normas culturales, da lugar, en casos extremos, a lo que se ha dado en llamar comportamiento psicopático o sociopático. Es decir, conductas transgresoras cuyos efectos no producen la necesaria sensación de culpa que pudiera prevenir repetir la acción.
Son tres los elementos principales de los que consta la culpa: el acto causal (real o imaginario); la percepción y autovaloración negativa del acto por parte del sujeto (la mala conciencia), y la emoción negativa derivada de la culpa propiamente dicha (el remordimiento).
Estrategias de afrontamiento
En el manejo de la culpa son útiles diversas técnicas de reestructuración cognitiva, ya sea empleadas solas o en combinación con tratamientos psicofarmacológicos:
Intento de evitar la aparición de la culpa. En algunos casos se trata de suprimir la culpa antes de que esta aparezca.
Intento de superar la culpa presente. La culpa no es un fin en sí mismo, sino que es una emoción reguladora que insta a la reparación y a la evitación de daños futuros.
Afrontamiento positivo. Lo sano es identificar correctamente lo negativo, tomar conciencia apropiada de la culpa, expresarla verbalmente, pedir perdón y asumir las responsabilidades debidas.
Afrontamiento insano. En este caso, se trata de soslayar el remordimiento sin afrontarlo directamente, incluso sin conciencia de culpa.
Consejos para controlarla
Si el sentimiento de culpabilidad no puede solucionarse, porque no responde a una situación de aprendizaje o adaptación que esté en las manos de uno mismo, se convierte en un factor de riesgo. En estos casos se tiene que aprender a contrarrestar el sentimiento de culpa con un análisis integral, crítico y racional de la situación, hechos, causas, consecuencias y valores personales, contraponiendo responsabilidad a culpabilidad, un sentido de la responsabilidad que nos ayude nuevamente a reconducir nuestra emoción y nuestra posición en el entorno.
Algunas estrategias para controlar los sentimientos de culpa son la identificación de la conducta, conciencia de culpa y remordimiento; la expresión emocional de arrepentimiento; la solicitud de perdón, y conductas de reparación directas y/o indirectas.
Referencias culturales y de divulgación
1. Película El maquinista, de Brad Anderson (2004). Trevor Reznik, operario de una máquina en una factoría, no puede dormir: pero no se trata de un insomnio común: no duerme desde hace un año y la fatiga le ha producido un horrible deterioro físico y mental. https://www.filmaffinity.com/mx/film361537.html “Una elaboradísima escenificación del más profundo y desolador sentimiento de culpa, construida con minuciosidad de orfebre”. Alberto Bermejo: Diario El Mundo.
2. Canción Bird song, de Florence and The Machine. Narra brevemente la culpa que experimenta una persona al realizar algo malo y el deseo de no querer que otros lo sepan. https://youtu.be/Jno8dow48NY.
3. Película Tiempo sin pulso, de Bárbara Ochoa (2019). Bruno no se permite sentir placer. Martha, su madre, insiste en celebrar el cumpleaños de Esteban, su hijo mayor muerto dos años atrás. El regreso de Elisa, su primer amor, lo ayuda a enfrentar la culpa y abrirse a la posibilidad de disfrutar la vida nuevamente. https://www.filmaffinity.com/mx/film353548.html.